sábado, 3 de abril de 2010

La invasión que nunca existió

Simón fue recogido por la Unidad de Medio Ambiente de la Policía Municipal de Madrid, un pollo más que se cayó del nido, siempre se hacen daño – en este caso se fracturó el pico – otras veces son “atacados” por las urracas – como Kevin al que hubo que amputarle un ala - cuando no mueren a causa del frío o la inanición y si no, en la mayoría de los casos estos desgraciados “irrecuperables” son sacrificados en aras de la conservación – injusta sentencia. A las cotorras argentinas de pecho gris (Myiopsitta monachus) les ha tocado vivir la suerte de la irresponsabilidad humana y a cambio se las estigmatiza como “especie invasora”, un contrasentido cuando pensamos que no solo fueron “invitadas a venir” - en contra de su voluntad - sino que además se siguen vendiendo sin reparos. Ciertamente están causando gran daño a nuestros ecosistemas pero ¿son ellas las culpables? – ahora quizá ya es tarde para que nuestros variados gobiernos del medioambiente se pongan de acuerdo a buscar soluciones. Si algo resulta innegable es que estos “malvados invasores” son realmente encantadores y su única culpa es la de poseer una enorme voluntad para sobrevivir, en Exotarium no se sacrificó a ninguno de estos polluelos, nos ayudaron a explicar con más rotundidad nuestro mensaje.

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